¡Feliz cumpleaños, mi amor! Tú eres el mejor regalo que los Reyes nos pudieron traer. Te quiero infinito, Mami.

Me encanta cuando ríes
porque te haces más presente.
Las carcajadas inundan todo
al ritmo de tu corazón valiente.
Tan dulce eres, tan paciente,
cuando me susurras al oído:
«Mami, aquí estoy»,
despacito, suavemente.
Me das un besito, después un abrazo.
«Te quiero mucho», me dices.
Cuánto amor, cuánta ternura,
en tan pequeño espacio.
Eres mágico, puro arte;
cien por cien, todo un ángel.
¿Dónde están tus alitas?
¿Dónde las dejaste?
Al bajar del cielo,
¿a quién se las regalaste?
(«Para Oli», de Diario de Mami)